Ojalá juntemos tus lágrimas ocultas con las mías provocadoras. Y juntas se deshagan como estos copos de nieve la próxima primavera. Que vendamos esa inquina que algunas veces se nos instala en el pecho y nos reconozcamos siempre precisos, valientes, constantes; que nuestra única rendición sea la que se cuelan entre las sábanas.
Ojalá un pellizco de risas se instalen en la boca del estómago y nos exija como peaje sólo carcajadas tuyas y mias de esas noches imnsonicas que la pena nos visita. Que sigamos fuertes en este tiempo incierto y que se agoten tus ganas de callar y las mías de escapar. Que tu paz coloree mis aceras, y que respirar no sea tan gran esfuerzo.
Ojalá la verdad hable nuestro idioma, que se aleje de nosotros el rencor y que el odio no se atreva ni a rozar el aire que separa tu boca y la mía, que se nos erice la piel por estar separados, y lo maldigamos, y nos echemos terriblemente de menos.
Que se enciendan todas las estrellas cada vez que me hables, que nos reconozcamos en cada carta desesperada. Que juguemos más y callemos menos. Que nuestra razón venza siempre a la desesperanza.
Ojalá más flores en tu vida, más árboles que te cobijen.
Ojalá más canciones, millones de canciones compartidas. Que construyamos cada día ese universo nuestro, de castillos siderales, que no olvidemos nunca ese sueño idílico que tuvimos una vez.
Ojalá por fin una reconciliación con nuestro pasado y dar la mano a todo lo que fuimos.
Apostar por nosotros como hoja de ruta, dejar de tener miedo. Cerrar nuestras heridas para que corra por dentro lo que nos importa, lo que nos conmueve. Y perdonar para avanzar. Perdonarnos. Perdóname por favor.
Ojalá entendamos que a veces no se puede entender todo, que realmente no es necesario. Que cada error también nos ha hecho el camino que nos trae hasta aquí.
Ojalá pueda abrazarte como si la vida se me fuera en ello, tan fuerte como si ese abrazo me pudiera salvar del tiempo y las ganas.
Ojalá encontrarte siempre en mis viajes, en todos mis sueños, en cada una de las frases que escriba, para que si un día nos separan las corrientes poder encontrarnos de nuevo sin necesidad de encender la luz, solo guiados por un instinto común que nos hace de brújula.
Ojalá construir.
Que ya nos destruimos bastante.
Ojalá la verdad hable nuestro idioma, que se aleje de nosotros el rencor y que el odio no se atreva ni a rozar el aire que separa tu boca y la mía, que se nos erice la piel por estar separados, y lo maldigamos, y nos echemos terriblemente de menos.
Que se enciendan todas las estrellas cada vez que me hables, que nos reconozcamos en cada carta desesperada. Que juguemos más y callemos menos. Que nuestra razón venza siempre a la desesperanza.
Ojalá más flores en tu vida, más árboles que te cobijen.
Ojalá más canciones, millones de canciones compartidas. Que construyamos cada día ese universo nuestro, de castillos siderales, que no olvidemos nunca ese sueño idílico que tuvimos una vez.
Ojalá por fin una reconciliación con nuestro pasado y dar la mano a todo lo que fuimos.
Apostar por nosotros como hoja de ruta, dejar de tener miedo. Cerrar nuestras heridas para que corra por dentro lo que nos importa, lo que nos conmueve. Y perdonar para avanzar. Perdonarnos. Perdóname por favor.
Ojalá entendamos que a veces no se puede entender todo, que realmente no es necesario. Que cada error también nos ha hecho el camino que nos trae hasta aquí.
Ojalá pueda abrazarte como si la vida se me fuera en ello, tan fuerte como si ese abrazo me pudiera salvar del tiempo y las ganas.
Ojalá encontrarte siempre en mis viajes, en todos mis sueños, en cada una de las frases que escriba, para que si un día nos separan las corrientes poder encontrarnos de nuevo sin necesidad de encender la luz, solo guiados por un instinto común que nos hace de brújula.
Ojalá construir.
Que ya nos destruimos bastante.
• Y, susurrándome, Pearl Jam•